
Terror en la Juguetería
Artículo escrito en 2018 en colaboración con Chari Mancini,Publicista Feminista, con quien imparto los talleres sobre Publicidad y Estereotipos.
Su texto es el que está en cursiva morada. El mío es el otro.
Una mezcla de conversación y cadáver exquisito para analizar en qué roles y estereotipos educan los juguetes.
Esto es lo que más miedo va a dar este Halloween
La vuelta al cole. De eso iba a tratar este “juego” entre nosotras. Porque en algo tan “neutro” y “asexual” como los estudios no tenía sentido que estuches, pinturas, cuadernos, mochilas, etc. fueran diferentes para niñas y para niños. Pero se nos pasó la fecha y seguíamos queriendo ir de jugueterías. Sí, eso era lo principal, y la excusa: analizar los roles de género que nos hacen beber desde bebés. Pues nos plantamos en Toys ’r us con nuestros móviles y nuestras córneas violetas.
Allí a cada una nos llamaron la atención distintas cosas. Shari se fijaba más en los juguetes en los que estaba la “versión neutra” y que además siempre tenían una “versión para niñas” o los que sólo tenían una “versión para niñas”. Por ejemplo, los disfraces de Halloween.
Los disfraces de Halloween me hicieron experimentar una sensación que no esperaba encontrar en Toys ‘r us. Estaba segura de que, en los meses previos a nuestra quedada, me había imaginado todo sobre cómo lo íbamos a pasar aquella tarde: sabía que nos íbamos a reír y estaba casi segura de que acabaríamos enfadándonos con el mundo. Me veía abranzando algún peluche gigante, y también me hacía gracia pensar que, si nos descubrían, quizás nos echasen con persecución por los pasillos de la jueguetería incluída. O tal vez intentasen chantajearnos con algún juguete. En ese caso, yo guardaría mis principios por un ratito y pediría aquel Ken Barba Mágica que nunca llegó a mi árbol de Navidad. Había planteado cientos de escenarios. Para bien o para mal, siempre lo hago.
Sin embargo, en ningún momento llegué a pensar que esa tarde íbamos a sentir miedo. Tantos juguetes, luz, purpurina, ¿y nosotras con miedo? Así fue. El pasillo de Halloween, y sus disfraces para niñas de 4 años nos pareció terrorífico. Y no es para menos. Atención a las tendencias 2018: esto es lo que más miedo va a dar este Halloween.

Que no falten el rimmel, los tacones y el golpe de cadera nunca a una niña de 4 años. #culturadelapedofilia
De todos los disfraces, los que más nos sorprendieron fueron los de esqueleto. A los 4 años el esqueleto de una niña y un niño no difieren, tienen los mismos huesos. Los disfraces se vendían, además, para Halloween. Y digo yo, que niñas y niños sufrirán el mismo frío en esta época del año. Pues quien idea, quien distribuye, quien vende y quien compra estos productos no piensa así. Las niñas deben tapar los huesos de su pelvis con una faldita, mientras ellos pueden mostrar sin pudor sus fémures. Sin embargo, ellas se quedan sin húmeros. Las niñas, a los 4 años, somos más inmunes al frío. Incluso pasamos calor a finales de octubre y por ello debemos dejar hombros y brazos al descubierto.
¿Qué puede haber de lógico en desnudar a una niña de cuatro años y mostrarla en una pose sexual? ¿Qué estamos diciéndoles a nuestras hijas, sobrinas, nietas e hijas de amigas? ¿Los esqueletos y las calaveras tienen que ser diferentes también?
Cuando decimos o leemos que ya hay igualdad, quizá no somos conscientes de cómo afecta vestir a una niña con una falda. Llevar falda supone que tiene que cuidar que no se enganche en los árboles y que no puede correr con grandes zancadas. Dejar hombros y brazos al descubierto va a impedir que juegue en la nieve porque va a estar muerta de frío. Este disfraz le dice que se dedique a sacarse selfies y quedarse quieta, mientras ellos, con su mono calentito y completo, corren, aumentan su fuerza física ya desde niños y se sienten libres de entrar y salir del bar donde sus familiares toman el café preguntándose por qué su hija no juega al fútbol si la han educado igual que a su hijo.

¿Podemos, por favor, dejar claro que no somos iguales desde el principio? No vaya a ser que las niñas se acostumbren a ir cómodas desde bebés…
Los niños posan jugando mientras las niñas juegan a posar. De esta manera, la noche del 31 de octubre, entre disfraces, telarañas y calabazas, nos cuelan una lección de roles de género escondida entre unas cuantas golosinas.
Seguiremos hablando de cómo cada juguete y cada expectativa creada a base de referentes estereotipados nos va marcando qué tipo de persona debemos ser. Hablaremos de cómo esto acaba calando hasta los huesos.
Hasta entonces, un año más, las niñas alegrarán la fiesta con sus tutús de “Gatita Negra” o “Esquelita”. A nosotras esto nos da más miedo que cualquier poción humeante que puedan ofrecernos en la noche de Halloween. Cada vez qué miro las fotos pienso: “Pobre niña esquelita”. Hasta donde yo sé, una esquelita es una esquela pequeña. Qué pena. Creía que todos y todas estábamos de acuerdo en crear una sociedad que nos mantuviera a las mujeres alejadas de las esquelitas. Cuánto miedo y cuánto trabajo.

Esquelita y Gatita series para niñas de entre 5 y 7 años. Importante enseñar piel en otoño-invierno, pose seductora y falda restringe movimientos.
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